Traducción al español por Dinorah Peña-Durán

 

Un grupo de estudiantes de ingeniería en Nimitz High School.

Su instructor.

Una maestra de orquesta de secundaria.

La Fundación de Escuelas de Irving.

Todos ellos se han unido para proporcionar a una estudiante de la Escuela Secundaria Austin la oportunidad que de otra manera no tendría, la de aprender a tocar el violonchelo.

Kayla Arqueta nació sin un antebrazo izquierdo y una mano. Pero ella nunca ha permitido que sea un obstáculo. El año pasado, como estudiante de quinto grado en la Escuela Primaria Gilbert, Kayla decidió que quería estar en la orquesta de la secundaria para distinguirse de su hermano mayor y su hermana, que estaban en banda y coro.

“No podía mirar a Kayla y decirle que no”, dice Carly Addison, directora de orquesta de la Escuela Secundaria Austin. “Cuando ves a un niño abogar por sí mismo, sólo tienes que apoyarlo. Entonces, fue como si todas las puertas se fueran abriendo”.

A través de algunas investigaciones en Google, la Sra. Addison se topó con un artículo sobre prótesis musicales desarrollado por la Dra. Jennifer Mankoff con el Instituto de Interacción Humano-Computarizada de la Universidad Carnegie Mellon. Addison llamó al número de teléfono que aparece en el sitio web y, para su sorpresa, su llamada fue contestada por la Dra. Mankoff.

“Esta es una investigadora de renombre asociada con Google, IBM, Microsoft, y ella acaba de contestar el teléfono con un, ‘Hola, habla Jen”, recuerda la Sra. Addison. “Después de confirmar que era Jen, Jennifer Mankoff misma, le expliqué por qué estaba llamando, y ella dijo que los planos en el sitio web eran gratuitos para uso público. Sólo necesitábamos tecnología de impresión 3D“.

La maestra de la Escuela Secundaria Austin, Theresa Spencer, quien anteriormente trabajaba en la Academia Singley del distrito, le informó que todas las escuelas preparatorias tenían impresoras 3D a través del departamento de Estudios Especializados (educación técnica profesional). Addison se puso en contacto con Dwight Davison, profesor de ingeniería de la escuela secundaria Nimitz.

“El verdadero testimonio de Irving ISD fue cuando nos reunimos por primera vez con el Sr. Davison”, dice la Sra. Addison. “Él pudo habernos negado la oportunidad de recibirnos fácilmente.”

Pero no lo hizo. Aunque el maestro Davison apenas había tenido oportunidad de usar la impresora 3D antes de este verano, no se lo pensó dos veces para asumir el proyecto.

“Qué oportunidad tan increíble para mis estudiantes”, dice. “Mis estudiantes recibirán una aplicación en el mundo real. Es importante que su trabajo signifique algo. Es importante ayudar a Kayla a ser parte de la orquesta en su escuela. Si estaban dispuestos a hacerlo, yo estaba dispuesto a aprender y enseñarlo lo mejor posible”.

En total, seis estudiantes se inscribieron para trabajar en el proyecto. Todos los estudiantes están certificados en AutoCAD (utilizado para el diseño y el trazo mecánico) e Inventor (utilizado para el diseño mecánico y la interpretación en 3D), así como OSHA (seguridad en el lugar de trabajo) a través del Programa de Estudios Especializados.

Un equipo de cuatro estudiantes se reúne durante un período de clase, y un equipo de dos se reúne en otro. Los estudiantes tienen su período de clase para trabajar en el proyecto y pueden venir durante el almuerzo, antes de la escuela o después de la escuela, para trabajar un poco más. Pero cualquier cosa en la que trabajen debe permanecer en el aula para que otros estudiantes puedan construir de manera continua y compartir los archivos.

Aunque los estudiantes se basaron en los planos desarrollados por la Dra. Mankoff para imprimir un prototipo, ellos están dando un paso más y trabajan para encontrar maneras de mejorar la prótesis – usando diferentes filamentos para hacerlo más cómodo para Kayla y más duradero, modificando el cálculos para hacerlo más delgado, haciéndolo más funcional con un mayor rango de movimiento, utilizando la impresora 3D para crear un perno y tornillo para que la prótesis sea más ligera, por nombrar solo algunas de las mejoras.

“Todo comienza con un boceto”, dice Diego Zamora, uno de los estudiantes de ingeniería de la Preparatoria Nimitz que asumió el proyecto. “A continuación, se dibuja en el equipo mediante el programa Inventor.”

Después de introducir los cálculos en Inventor, los alumnos utilizan el software de impresión Cura 3D.

“Básicamente toma el diseño y cambia el archivo al lenguaje para el diseño de la impresora 3D”, explica Zamora.

Aunque los estudiantes han tenido que trabajar a través de los desafíos de estar en diferentes períodos de clase, así como perfeccionar las especificaciones de tamaño y los diferentes requisitos de temperatura basados en el filamento, los estudiantes cuentan con una variedad de recursos para perfeccionar su trabajo, gracias a una beca de la Fundación de Escuelas Irving. Y planean seguir perfeccionando el proyecto para que Kayla tenga las oportunidades que se merece.

“Siempre he sentido pasión por la música”, dice Melvin Villalobos, estudiante de 12º grado de la Preparatoria Nimitz, quien ha participado en la banda escolar durante siete años. “Si Kayla quiere seguir haciendo música, yo haré todo lo que pueda para que siga practicando su música. Además, si uno tiene el poder de ayudar a la gente, hay que hacerlo”.

Melvin no es el único con ese espíritu de ayuda. Está presente a lo largo y ancho de todo el distrito.

“Cuando tienes el deseo de ayudar a un estudiante, hay recursos”, dice la Sra. Addison, quien, por cierto, ha aprendido a tocar el violonchelo al revés para enseñar a Kayla. “Debido a que estamos en Irving, había un camino a seguir. No estábamos buscando recursos, ni tuvimos que buscar afuera. Todo lo que necesitábamos estaba disponible para nosotros, y todos estaban dispuestos a ayudar. Pero esto es lo que lo hace aún más extraordinario.”

“Cuántos distritos pueden decir: ‘Teníamos un estudiante con una necesidad, y otros estudiantes de nuestro distrito crearon una solución’. Esto es de verdad asombroso.”