Es la semana de regreso a casa, y para el mariscal de campo de los Nimitz Vikings, Pedro Maldonado, eso trae varias emociones. Al entrar en su última temporada, Maldonado siempre ha sido un aficionado de todas las tradiciones y celebraciones. Aunque esta emocionado por ir al baile con su novia, lo que más tiene en mente es el gran partido.
“Estoy listo para jugar y para ganar”, dice Maldonado. “Vamos a luchar duro y espero que salgamos con una victoria”.
Maldonado a jujado fútbol americano desde que tenía 4 años. Todos los años ha usado el número siete en honor a su padre, cuyo cumpleaños cae en día siete.
“Desde que era pequeño, mi padre siempre me ha empujado”, dice Maldonado. “En su tiempo libre, me llevaba al campo y él y yo nos tirábamos la pelota. Siempre ha estado ahí para mí”.
La manera en que el crecio le ha permitido a Maldonado enamorarse de este deporte, pero también le ha allanado el camino para convertirse en el joven que es hoy. Entre otras cosas, es plenamente consciente de lo que significa ser embajador de su escuela y de su equipo.
“En la escuela, tengo que hacer todo mi trabajo, no faltar a las clases y mostrar a todo el mundo lo que es el fútbol de Nimitz”, dice Maldonado.
Sus esfuerzos ciertamente no pasan desapercibidos. El entrenador principal de fútbol americano de Nimitz, Anthony Small, habla muy bien de Maldonado y da crédito a su capacidad para brillar, ya sea en el salon o en el campo de juego.
“Fuera del campo, es una de las personas más estoicas que he conocido. Es un hombre de pocas palabras y muy pocas emociones”, afirma Small. “En el campo, es un hombre de acción. Tiene mucho corazón, pasión, energía y más lucha que nadie que yo haya visto, en el buen sentido. Es un líder a través de sus acciones y esfuerzos, y no podría estar más orgulloso del hombre que es ahora mismo”.
Maldonado, un auténtico mariscal de campo de doble amenaza, puede hacer daño a las defensas rivales no sólo con el brazo, sino también con las piernas. Si la jugada se rompe o sus receptores están cubiertos, no tiene miedo de tomar el balón y correr.
“Mi adrenalina se apodera de mí y sólo pienso en ganar yardas, conseguir el primer down y mantener el balón en movimiento”, dice Maldonado.
Maldonado espera ir a la universidad y le encantaría jugar fútbol americano al siguiente nivel. Aún mas, estaría dispuesto a sentarse y aprender detrás de otro, o incluso a cambiar de posición si fuera necesario.
Pero todo eso puede esperar. En el aquí y ahora, está centrado en esta temporada y en hacer que su último año como jugador de fútbol en la escuela preparatoria sea memorable.
“Espero que tengamos una buena temporada con un récord ganador, tal vez llegar a los playoffs, registrar algunas buenas estadísticas y establecer video de mis jugadas”, dice Maldonado mientras enumera sus objetivos.
Mientras Maldonado sin duda acumulará algunas estadísticas este viernes a las 7 PM contra la Escuela Preparatoria Fort Worth Paschal, está emocionado de alimentarse de la energía de los aficionados en las gradas del Ellis Stadium animando a su equipo.
“Vengan a apoyar, hagan ruido y ojalá logremos la victoria”, dice Maldonado.