Redacción: Erika Pedroza

Traducción al español: Dinorah Peña-Durán

Desde pequeño, Johnathan Petrosky siempre ha mirado al cielo. Fascinado por los aviones e impulsado por el sueño de convertirse en piloto de la Marina, ha pasado los últimos cuatro años en la Preparatoria Nimitz construyendo una base sólida para un futuro ambicioso – y ahora, ese sueño está tomando vuelo.

Este otoño, Johnathan Petrosky irá a la Universidad A&M de Texas en College Station, donde se especializará en Ingeniería Aeroespacial y participará en el programa ROTC de la Marina con una prestigiosa beca. A través del ROTC (siglas en inglés del Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva), Johnathan se preparará física, mental y académicamente para su futuro en la Marina, un futuro por el que lleva trabajando sin descanso desde su infancia.

“Siempre me han fascinado los aviones”, dice. “Convertirme en piloto de la Marina tenía sentido. Y con la ingeniería aeroespacial, no se trata sólo de volar. También aprendo cómo funcionan las cosas detrás de escena”.

La decisión de Johnathan de asistir a Texas A&M llegó después de una competencia JROTC casual celebrada en el campus durante su segundo año. En cuanto puso un pie allí, supo que aquel lugar sería su hogar. 

“Todos parecían felices de estar allí”, dice Johnathan. “Simplemente se sentía bien”.

Aquella visita cambió la trayectoria de sus planes universitarios, e incluso le llevó a rechazar una plaza en la prestigiosa Academia Naval de Maryland.

“Ser aceptado en la Academia Naval fue un gran honor, uno de los mayores logros de mi vida”, afirma. “Pero elegir Texas A&M significa que estaré más cerca de mi familia y que podré formar parte del Cuerpo de Cadetes Aggie. Eso también es muy especial”.

Mientras estaba en preparatoria, Johnathan se involucró en dos áreas principales: ingeniería y JROTC. En ingeniería, prosperó creativa y competitivamente. Quedó tercero en el estado en una competición de coches solares a través de la Asociación de Estudiantes de Tecnología y alcanzó el nivel de semifinal nacional en VEX Robotics. 

“Lo que me encanta de la ingeniería es que tienes una idea y luego la construyes. La haces realidad”, dice Johnathan.

El JROTC le dio a Johnathan algo diferente: estructura, camaradería y propósito. 

“Es como una familia. Hay gente que te apoya y a la que tú puedes apoyar a cambio”, añade. 

Fue a través de sus instructores del ROTC que se enteró de las oportunidades militares y se animó a solicitar tanto la Academia Naval como su actual beca del ROTC.

Johnathan atribuye gran parte de su éxito a quienes creyeron en él a lo largo del camino. Una de sus mayores influencias ha sido su instructor del JROTC, el teniente Trevor Smalls.

“Él me animó a seguir la carrera naval”, afirma Petrosky. “Él es una de las principales razones por las que obtuve la beca e incluso la admisión en la Academia Naval”.

En el aula, Petrosky encontró inspiración en sus maestros de ingeniería. Dice que el Sr. Dwight Davison, el Sr. Phillip Hunt y el Sr. Christopher Moore no solo lo guiaron a través de proyectos complejos, sino que lo animaron mientras labraba su futuro. También menciona a su maestro de inglés, el Sr. Brett Langsather, como alguien que ha tenido un impacto duradero.

“Aunque enseña una materia diferente a la que yo estudio, me entiende”, dice Petrosky. “Me ha dado consejos para la vida que llevaré conmigo mucho más allá de la preparatoria”.

Fuera de la escuela, nombra a su padre como la persona más influyente en su vida.

“Mientras crecía, siempre me motivaba y me decía que, fuera lo que fuera lo que me propusiera, me asegurara de hacerlo bien y de terminarlo», afirma. «Eso siempre ha guiado mis decisiones en la vida”.

Ese compromiso se refleja en todo lo que ha logrado, desde concursos nacionales hasta el liderazgo en el ROTC y la obtención de una de las becas más competitivas del país. La meta a largo plazo de Johnathan sigue siendo clara: servir como piloto en la Marina de los Estados Unidos. Y con su determinación, concentración y sistema de apoyo, no hay duda de que lo logrará.