Redacción: Erika Pedroza

Traducción al español: Dinorah Peña-Durán

Justin Wu está en el último año de la escuela preparatoria MacArthur. Pero ya puede añadir “investigador médico” a su currículum, ya que está pasando seis semanas de sus vacaciones de verano investigando posibles tratamientos para la osteoartritis. El joven Wu está adquiriendo experiencias únicas en la vida y avanzando hacia sus objetivos profesionales como participante en el Programa de Formación Científica para Estudiantes de la Universidad de Florida.

A través de este instituto de investigación de verano, los participantes de todo el país son asignados a un mentor y al laboratorio de un profesor para trabajar en un proyecto de investigación individual, basado en un ensayo presentado en el proceso de solicitud.

“En nuestro proyecto, estamos trabajando con nanopartículas, concretamente con dióxido de manganeso, tratando de ver si esas partículas podrían afectar al cartílago lo suficiente como para que éste pueda regenerarse”, dice. “Como mi proyecto trata de partículas muy pequeñas, he hecho muchas micropipetas, centrifugados y mediciones. Incluso he hecho algunas disecciones de patas de vaca. Mi mentor y yo cortamos diferentes secciones del cartílago de la rodilla -en el fémur, el peroné y la tibia- así como los meniscos para medir la consistencia del cartílago. Es algo bastante interesante. Por cierto, ¡las patas de vaca huelen mucho más de lo que pensaba!”.

Aunque la mayor parte del programa de verano es tiempo de investigación en el laboratorio, la experiencia también incluye sesiones generales, conferencias y seminarios sobre una variedad de temas que incluyen la genética, la biología, la física y otras categorías STEM, así como escuchar a otros profesores hablar de sus proyectos.

Además de la experiencia académica a través de la investigación, el programa también proporciona a Justin y a otros participantes la oportunidad de experimentar de primera mano la vida universitaria.

“Estoy viviendo en los dormitorios de la universidad con otros tres chicos: uno de Florida, otro de Nueva Jersey y otro de California”, dice. “Sorprendentemente, mantenemos nuestro dormitorio relativamente limpio, teniendo en cuenta que en él viven cuatro adolescentes. Tenemos que cocinar nosotros mismos, lo que puede ser un reto a veces, pero ha sido una de las mejores experiencias de este programa. Pudimos cocinar hamburguesas y arroz frito, que en mi opinión estaban bastante bien. Tomar los autobuses equivocados, cocinar demasiado la pizza y perderse en un verdadero campus universitario son experiencias que nunca olvidaré.”

Lo más importante es que estas experiencias son un paso más hacia sus objetivos de convertirse en médico.

“Con estos programas, obtienes una experiencia realmente única que no encontrarías en ningún otro sitio”, dice. “Estás junto a estudiantes con ideas afines y mentores dispuestos a ayudar. Es importante, sobre todo si quieres entrar en el campo de las ciencias, la tecnología y la ingeniería (STEM) o en el campo de la medicina, tener estas experiencias para saber cómo es la investigación — y saber cómo son las patas de vaca muertas.”

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