Redacción: AndreAnna Tate
Traducción al español: Dinorah Peña-Durán
Desde agosto de 1994, Kim Land ha educado a generaciones de estudiantes en la Escuela Secundaria Travis, todos en el mismo salón de clases que le asignaron por primera vez hace 30 años. Con su próxima jubilación a la vuelta de la esquina, ella reflexiona sobre su carrera en el salón de clases y sobre aquellos que han sido fundamentales a lo largo de su trayectoria. La Sra. Land es nativa y graduada de Irving, habiendo asistido a las escuelas Primaria Brown, Secundaria Lamar y Preparatoria Nimitz, lo cual, dice, jugó un papel muy importante en su decisión de regresar a casa para enseñar. Al crecer, siempre quiso ser maestra, porque estaba rodeada de educadores increíbles, empezando por su familia.
“Mis abuelos fueron maestros, mi padre daba clases de matemáticas en la Preparatoria Irving y siempre me agradaron los maestros que tuve mientras crecía. Quería ser como ellos y enseñar a los alumnos como ellos lo hacían”, dice la maestra Land.
Kim Land es maestra de Lectura en Lengua Inglesa (ELAR) de 6º a 8º grado en Travis y dice que su decisión de permanecer allí durante toda su carrera fue sencilla. Cuando reflexiona sobre varios de los acontecimientos más importantes de su vida, dice que todos tuvieron lugar durante su estancia en Travis, su segundo hogar.
“Mis colegas a lo largo de los años han sido como una familia para mí. He tenido que pasar aquí toda mi vida adulta. Desde que me casé hasta el nacimiento de mis hijos -que asistieron ambos a Travis- me han sostenido en cada momento de mi vida”, añade. “También permanecí en Travis porque sentía que era aquí donde me necesitaban. Aquí es donde podía hacer la mayor diferencia”.
Cuando se le pregunta quién ha sido decisivo a lo largo de su carrera, la Sra. Land dice que le vienen a la mente varias personas.
Cuando empecé, daba clases con alguien llamada Tia Biamont. Las dos éramos nuevas en la enseñanza y aprendimos todo juntas. Tia y yo nos hicimos grandes amigas, y lo seguimos siendo hoy”, dice la maestra Land. “También tuve un director, Terry Cooper, que fue muy especial para mí. Él mantenía el edificio, siempre estaba al tanto de lo que ocurría en el campus y hacía todo lo posible para asegurarse de que tanto el personal docente como los alumnos estuvieran bien atendidos. Durante el tiempo que fue mi director, mi padre enfermó, y el Sr. Cooper estuvo realmente ahí para mí. Realmente veía a sus maestros como seres humanos. Ha habido tantos otros a lo largo de los años a los que aprecio y de los que sigo siendo amiga hasta el día de hoy. Hay un grupo en particular con el que todavía tengo brunch varias veces al año, y ellos saben quiénes son.”
La Sra. Land añade que su actual colega, la maestra de 6º grado de ELAR para alumnos dotados y con talento, Pia Pulido, es alguien muy importante para ella y alguien con quien congenió al instante. La admiración y el aprecio de Pulido por su amiga y colega son mutuos.
“Sus 30 años de servicio docente en Travis, combinados con su maestría en la capacitación de alumnos bilingües emergentes, hacen que su contribución a la educación sea inconmensurable y su impacto profundo. Admiro su dedicación como maestra. Es una joya muy poco común”, dice la maestra Pulido sobre la Sra. Land.
Aunque está emocionada por su jubilación, la Sra. Land dice que extrañará mucho ver a sus alumnos en el salón de clases. Una de sus cosas favoritas de la enseñanza es poder conectar con los alumnos cada día y ver su alegría contagiosa cuando aprenden una nueva habilidad.
Ser educadora está en su ADN, por lo que la Sra. Land planea seguir dedicándose a los jóvenes a través de un programa de tutorías individuales. Lo siguiente en su lista de cosas por hacer es viajar, siendo su primer destino Colorado, uno de sus lugares favoritos para visitar.