Redacción: Justine Huddleston
Traducción al español: Dinorah Peña-Durán
Dorinda Fleming, maestra jubilada y ex subdirectora de la escuela de la primera infancia Pierce, comenzó su recorrido en el arte de hacer colchas como un pasatiempo personal en el año 2017. Rápidamente se convirtió en un proyecto que la apasionaba cuando empezó a donar las colchas a niños necesitados a través del Proyecto PASS (siglas en inglés del Programa de Ayuda a Estudiantes en la Escuela), el programa de ayuda para personas sin hogar que reciben su educación en Irving ISD. Reconociendo el poder transformador de dar a los jóvenes estudiantes algo que puedan llamar suyo, la Sra. Fleming quiso aprovechar su creatividad para llevar consuelo a quienes se enfrentan a dificultades.
Las propias experiencias de la Sra. Fleming como maestra y subdirectora le proporcionaron una visión única de los retos a los que se enfrentan tantas familias. Ella desea que los edredones sean algo más que un artículo para dar calor, sino también un recordatorio para los que los reciben de que “hay gente a la que le importan, y que alguien les aprecia aunque no les conozca”.
Enfrentándose a sus propias dificultades, a la Sra. Fleming le diagnosticaron un cáncer en el 2020 y no pudo continuar con su oficio a lo largo de sus tratamientos y complicaciones de salud. Como no quería dejar de hacer los edredones, su esposo, Bill Fleming, le pidió amablemente que le enseñara a coser para que pudieran seguir proporcionando ayuda a los niños.
Ella se ríe al compartir que Bill era un plomero comercial, y él dice que, “esto no es diferente a soldar, ¡solo un material diferente!” Juntos, tardan unos dos días en coser y bordar una sola colcha.
Utilizando una gran variedad de telas, en su mayoría conseguidas en tiendas de segunda mano, los Fleming han donado más de 200 colchas al Proyecto PASS en los últimos seis años.
“Todos los niños merecen tener algo que les pertenezca”, afirma la Sra. Fleming; con una voz que refleja su gran amor por todos los niños. Al igual que han dado nueva vida a las telas que encuentran, los Fleming esperan que las colchas que ellos crean despierten la alegría y la esperanza de sus recipientes.
“Quiero que sepan que realmente nos preocupamos, no solo por la educación del niño, sino por todo su bienestar y el de sus familias”, dice la Sra. Fleming.